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LIBROS PUBLICADOS POR LA AUTORA
(poesía y narrativa)
"DE LOS HIJOS" (2014)- Ediciones Mis Escritos (Bs. As.)

Rincones y Acuarelas I (Poesía) -2019- La Imprenta digital (Bs. As)

Rincones y Acuarelas II (Narrativa)- 2019- La Imprenta digital (Bs. As.)

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En San Francisco (Córdoba): en Librería "COLLINO"
y en otras librerías del país.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La imagen (de la autora)


Vírgen del Campanario (Chilecito- La Rioja)
     Confieso que fui al lugar con una total incredulidad con respecto a lo que me dijeron que se veía. Lo hacen como una forma de atraer al turismo, pensé.
    Esa mañana, cuando llegamos a Chilecito, fuimos directamente a la oficina de información para averiguar sobre los paseos o excursiones que podríamos realizar durante nuestra corta estadía. La empleada nos marcó en el mapa de la ciudad los recorridos panorámicos, históricos y culturales que forman parte del circuito turístico: las bodegas y viñedos, las antiguas estaciones del cable carril que aún llega a la cima de la montaña y con el que los ingleses transportaban el oro que extraían de la mina “La mejicana” a principios de siglo, la visita a los últimos lavadores de oro en Famatina y el jardín botánico de cactáceas. Pero antes de irnos de la oficina nos contó que había una visita nocturna que no podíamos dejar de realizar. En la Capilla Santo Domingo, cuando cae la noche, nos dijo, se ve la imagen de la Virgen María reflejada dentro del campanario. Nos miramos atónitos ya que ninguno de nosotros había tenido una experiencia semejante de poder ver este tipo de apariciones, si es que así podíamos llamarla. Decidimos que esa misma noche iríamos a la capilla frente a la plaza.
     A la tardecita, luego de volver de nuestra jornada de turismo y bañarnos, fuimos al centro de la ciudad esperando con ansias las luces de la noche para nuestra visita religiosa. En seguida la localizamos, blanca, pequeña y bien iluminada y con una torre en su costado izquierdo, dentro de la cual se halla la campana. Había gente sentada en sillones en la vereda de la plaza que da a la entrada principal de la parroquia y otros tantos parados, con la vista fija en el campanario. La calle estaba cortada a la circulación de vehículos para que las personas pudieran acercarse y observar con tranquilidad. Con ansiedad, nos dirigimos hacia allí en un paso apresurado, siempre mirando hacia arriba, como no queriendo dejar escapar lo que podíamos llegar a ver, convencidos de que “si hay gente mirando es porque algo se ve”. A medida que nos acercábamos notamos que algo blanco resaltaba dentro de la torre oscura. Y allí estaba. Claramente se veía la imagen de la Virgen orando, con las manos juntas, apoyadas sobre un púlpito y con la cabeza levemente inclinada hacia adelante. Aunque no era mi caso, algunos decían que se veía también una paloma posada sobre el púlpito. Lo primero que se cruzó por nuestras mentes, confirmando nuestra inmediata incapacidad de aceptar el fenómeno, fue que había una estatua de yeso dentro de la torre, por la claridad tridimensional de la imagen. Sin embargo, los vecinos de  la ciudad que se encontraban en el lugar nos aseguraron que era un reflejo de luz en la pared plana, cuyas perfectas luces y sombras formaban esa bella aparición, que no había dejado de verse desde la primera vez que ocurrió, el 29 de septiembre de 2006. Sólo desaparecía con las primeras luces del día. Se me puso la piel de gallina y se me llenaron los ojos de lágrimas. Un aluvión de preguntas que, sabía que no tendrían respuesta, me invadieron de pronto. ¿Cómo podía ser que esto tan maravilloso ocurriera, justamente, dentro del campanario de la capilla? ¿Por qué había comenzado a verse de un día para otro sin haber cambiado la iluminación que daba a la torre? ¿Me creerían cuando contara lo que vi? ¿Entenderían lo que sentí? “Dichosos los que creen sin ver”, había dicho Jesús. Las preguntas estaban de más. Las respuestas también. Además, no importaban. Sólo quedaba entender que desde la aparición de la imagen de la Virgen ya nada había sido igual para la gente de Chilecito. “No fue un día más” se lee al pie de una pintura que se encuentra dentro del templo y que refleja lo que ocurrió esa mágica jornada. Es un signo mariano con un mensaje de esperanza, nos dijo una mujer, mientras miraba hacia la torre. Fue suficiente ver la sonrisa en su cara y la luz en sus ojos transmitiendo la alegría de saber que, esta vez, ellos… habían sido los elegidos.

Publicado por la autora en el libro "FOTOGRAFÍAS DEL ALMA" - Rafaela- 2011- Edición de autor                                                

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